PÁGINAS DE INTERÉS

JESUS: COMO ERA




MENSAJE DOMINGO 17/02/2013

Isaías 50
6  Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos

Isaías 53
2  Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.
3  Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.

Isaías 42
1 He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento;(A) he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.
2  No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles.
3  No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia.
4  No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley.

Mateo 7
28  Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;
29  porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.(E)

Mateo 8
25  Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!
26  El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.
27  Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?

1° Corintios 11
14  La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?

Lucas 24
13  Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén.
14  E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido.
15  Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.
16  Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen.
17  Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes?
18  Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?
19  Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
20  y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron.
21  Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.
22  Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro;
23  y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive.
24  Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.
25  Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
26  ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?
27  Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
28  Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos.
29  Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos.
30  Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio.
31  Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista.
32  Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?
33  Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos,
34  que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.
35  Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.

Juan 21
4  Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús.
5  Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No.
6  El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces.(B)
7  Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar.
8  Y los otros discípulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos.
9  Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan.
10  Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar.
11  Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió.
12  Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor.
13  Vino, pues, Jesús, y tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado.
14  Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos.

Apocalipsis 1
13  y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre,(J) vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.(K)
14  Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve;(L) sus ojos como llama de fuego;
15  y sus pies semejantes al bronce bruñido,(M) refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.(N)
16  Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.

2° Corintios 5
16  De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.

El Kerux

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