PÁGINAS DE INTERÉS

¿CRECIENDO ENTRE ESPINOS O EN BUENA TIERRA?





MENSAJE DOMINGO 27/05/2012

La última vez que me toco impartir el mensaje, había usado como analogía o ejemplo para reflejar la situación actual de la iglesia, el último verso del libro de los jueces (Jueces 21:25) que finaliza de la siguiente forma

EN AQUELLOS DÍA NO HABÍA REY EN ISRAEL, CADA UNO HACIA LO QUE BIEN LE PARECIA…

Sucedía lo que yo llamaría “una anarquía religiosa” o “una anarquía espiritual”, que ante la ausencia de la autoridad, tal como lo expresa esta cita, ante la ausencia de un rey cada uno hacia lo que bien le parecía, cada uno vivía como se le venía en ganas. Y esto es lo que considero que está sucediendo con el cristianismo actual, porque habiendo dejado de lado el Señorío de Cristo y basado todo el evangelio actual en una oración de fe que consiste en aceptar a Jesucristo solamente como Salvador, han impedido a las ovejas conocer a Jesucristo como el Señor, como la máxima autoridad que existe en todo el universo, impidiéndoles a las mismas rendir sus vidas como siervos al Señor, ignorando aun lo que significa la palabra Señor, obteniendo como consecuencia esta anarquía religiosa, donde cada uno vive y hace su propio evangelio, cada uno ejerce su propia doctrina, cada uno forma su propia religión…

Pero todas a su vez usan el mismo formato religioso de vida cristiana común, que consiste en asistir al culto unos cuantos domingos al mes, cantar las alabanzas, dar ofrendas, orar, leer unos cuantos versículos, y se acabo, durante el resto de la semana cada uno hace lo que bien le parece, y están convencidos que con esa forma de vida son fieles a Dios.

Si esa forma de vida es ser cristiano entonces prefiero no serlo, ya que todas las religiones de hoy en día hacen exactamente lo mismo (en tal caso no sabría cual es la verdadera). El cristianismo actual es un puramente mundano, porque ofrece una vida muy cómoda y confortable en este mundo con promesa de vida eterna, que yo particularmente si tengo que suponer que así tenga que ser la vida cristiana, considero que Jesucristo pago un precio muy alto en aquella cruz, por algo tan inservible e infructuoso como el cristianismo de hoy, en tal caso no habría ningún sentido de morir para lograr esta clase de cristianismo…

Y esto sucede porque las congregaciones de hoy (hablo de forma generalizada) han sido presas de una gran engaño por parte del enemigo, han caído en la trampa de satanas, quien se ha encargado de corromper los sentidos espirituales de la iglesia.

2° Corintios 11
2  Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.
3  Pero temo que como LA SERPIENTE CON SU ASTUCIA ENGAÑÓ A EVA, VUESTROS SENTIDOS SEAN DE ALGUNA MANERA EXTRAVIADOS de la sincera fidelidad a Cristo.

Astucia: Habilidad en el arte de engañar
Engañar: Dar a la mentira apariencia de verdad.

Aquella serpiente que es el diablo y satanas, con su asquerosa habilidad en el arte de engañar, le ha dando a la mentira una apariencia de verdad y de esa forma ha conseguido corromper los sentidos de la iglesia, alejándolos de la verdadera fidelidad que debe tener una virgen desposada hacia su futuro esposo.

Porque la realidad es que ser la iglesia de Cristo es mucho más profundo que un formato religioso dominguero como el que existe hoy en día. ¿Qué puede estar pasando?

“Están extraviados de la sincera fidelidad a Cristo”, están perdidos y sin dirección, tal como le sucedía al pueblo judío en el tiempo de los jueces, (sin dirección). La iglesia de Cristo no se está ocupando de la tarea que corresponde a una virgen que espera que llegue su esposo para que la tome, antes por el contrario, se han dejado seducir con engaños por el adversario, y han  perdido la FIDELIDAD que debe tener una virgen desposada. HAN SIDO ENGAÑADOS, pensando que pueden tener el amor de Cristo, amando al mundo

Santiago 4
5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?

El Espíritu Santo que mora en nosotros nos anhela celosamente, nos quiere solamente para Cristo. Como un esposo a su esposa. Todos entendemos lo que esto significa.

Es por ello que la meditación de esta noche es una pregunta que vamos a desarrollar, en vista de lo que venimos hablando hasta aqui:

¿CRECIENDO ENTRE ESPINOS O EN BUENA TIERRA?

      Mateo 13
      1  Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar.
      2  Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa.
      3  Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.
      4  Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.
      5  Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;
      6  pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
      7  Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
      8  Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
9  El que tiene oídos para oír, oiga.
     
      Mateo 13
      18  Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador:
      19  Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.
      20  Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;
      21  pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.
      22  El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
23  Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, Y DA FRUTO; Y PRODUCE A CIENTO, A SESENTA, Y A TREINTA POR UNO.

Siempre que leemos esta parábola, nos adjudicamos de forma automática que somos la buena tierra, y que los demás tipos de suelo descriptos en esta parábola son todas aquellas personas que están fuera de la congregación, los incrédulos, los mundanos, los pecadores, etc. Pero lo que me llama la atención es que el Señor Jesucristo enseña en esta parábola que aquella semilla que cayó en buena tierra dio fruto a ciento a sesenta y a treinta por uno.

SI SOMOS BUENA LA TIERRA ¿DONDE ESTAN LOS FRUTOS?, AL MENOS TREINTA COMO MINIMO.

      Ahora quisiera que prestemos real atención al penúltimo tipo de suelo de esta parábola, ya que considero que hemos superado el poder asemejarnos a aquellas semillas que cayeron junto al camino, por la sencilla razón de que aun perseveramos en sus enseñanzas, como también no poder compararnos con aquellas que cayeron en pedregales, ya que ningunos de nosotros ha padeciendo persecución por causa del evangelio de Cristo en esta ciudad

      Mateo 13
      22  El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, Y SE HACE INFRUCTUOSA.

Marcos 4
18  Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra,
19  pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, Y SE HACE INFRUCTUOSA.

Lucas 8
14  La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, Y NO LLEVAN FRUTO.

En estas tres citas leídas , encontramos en común lo siguiente: por una lado tenemos una planta que crece y LLEVA FRUTO a treinta a sesenta y ha ciento por uno, y por otro lado una planta que empieza a crecer, pero que juntamente con ella crece el afán del mundo, el engaño de las riquezas, las codicias de otras cosas y los placeres de la vida que la ahogan y la hacen INFRUCTUOSA

Dos tipos de terreno, una misma semilla. En un terreno la semilla crece y produce abundante fruto y en el otro terreno no llega a completar el crecimiento y por ende no genera absolutamente ningún tipo de fruto.

MMM… ¿Cuál seremos en realidad? Considerando que una planta ahogada no significa que está muerta necesariamente, sino que puede llegar a vivir en ese estado por un tiempo considerable, pero la misma es una planta infructuosa, una planta estancada, inmadura, retardada. Es una planta que defrauda la esperanza de su Señor

Porque si nos ponemos por un instante en el lugar del sembrador, considerando que aquel que siembra la semilla lo hace con la esperanza de poder comer del fruto de la planta al tiempo señalado, pero cumplido el tiempo la misma no genera ningún fruto, yo también me sentiría defraudado.

Si analizamos la enseñanza encontramos que el que fue sembrado entre espinos, es aquel que oye la palabra, pero que por factores ajenos a él convierte esta palabra en algo infructuoso. Se podría decir que son aquellas personas que no le dan prioridad al evangelio, por lo tanto no permiten que la palabra haga su obra de transformación en su vida. Sino que prestando más atención a el afán y la ansiedad de una vida en el mundo, atendiendo los negocios mundanos, siendo engañados y cegados por el dinero, anhelando una vida confortable y placentera según el mundo,  “ahogaron”, el evangelio de Cristo, y así como los espinos excluyen la luz y el aire, y absorben toda la humedad y fertilidad del suelo, así también los engaños del mundo atrapan la atención de los hombres, absorbiendo tanto su interés, y consumiendo su tiempo, que sólo las sobras (los días Domingos) o los desperdicios de éstos quedan para las cosas espirituales, no generando ningún fruto al tiempo señalado.
     
      Cuando iniciamos nuestra vida en Cristo Jesús imaginamos que somos buena tierra, pero al tiempo señalado la producción que promete la buena tierra no se hace realidad en nosotros, es evidente que algo anda mal, y empezamos a ser más parecidos a una tierra con espinos porque nos esforzamos para que el evangelio crezca en nosotros pero a su vez nos negamos a renunciar al mundo, queremos seguir a Cristo sin renunciar al mundo, queremos seguir consintiendo en los engaños de satanas, y sin darnos cuenta perdemos el tiempo en ello y nos hacemos retardados, inmaduros, estancados e infructuoso para Cristo. NOS EXTRAVIAMOS DE LA SINCERA FIDELIDAD A CRISTO AMANDO AL MUNDO.

      Hay que tener presente que así como la serpiente tentando a Eva la engaño, busca hacer lo mismo constantemente con todos los hijos de Dios, por la sencilla razón que es un homicida, un engañador y padre de mentira, le va a dar a todas sus mentiras una apariencia de verdad, apartándote de la sujeción al señorío de Cristo, haciéndote un rebelde, convirtiéndote en un anarquista espiritual, donde comienzas a hacer lo que bien te parece.

Te apartas de una vida agradable y santa a Dios, te ocupas de cosas mundanas, y por no priorizar el evangelio de Cristo desarrollas un conocimiento básico del mismo que no produce ningún fruto, porque  alimentas y mantienes los espinos junto con aquel conocimiento vago de la biblia, que genera una clase de evangelio que solo lastima y daña a las personas, porque cuando alguien busca acercarse a ti se daña con todas aquellas espinas que envuelven tu vida. Y eres tan diferente de la planta que crece en la buena tierra, aquella que da frutos a ciento a sesenta y a treinta por uno, porque en ella uno puede cobijarse en su sombra, comer de sus frutos, y recurrir cuantas veces quiera a una planta como esta sin salir lastimado…

Hoy tristemente sucede mucho aquella clase de evangelio que lo único que hace es dañar y lastimar a las personas antes que ayudarla, un evangelio basado solamente en un pequeño conocimiento bíblico, que se considera que por haberlo alcanzado ha dado fruto. Pero la realidad es que el conocimiento bíblico no es ningún fruto, sino es una añadidura, es algo que cualquier persona puede añadir solo leyendo la biblia.

El fruto espiritual es aquel que genera una obra de cambio radical en la vida de las personas, desde  su interior trasformando a las personas en un nuevo hombre a la medida de la plenitud de Cristo.

      Gálatas 5
      22  Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
      23  mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

Esta cita es muy valiosa para lo que venimos desarrollando, primeramente allí no dice que el conocimiento bíblico es un fruto espiritual, sino que los mismos son todos aquellos que forjan una trasformación en la conducta y carácter de las personas, que se asocia mas con el AMOR, con el GOZO, con la PAZ, con la PACIENCIA, con la BENIGNIDAD, con la BONDAD, con la FE, con la MANSEDUMBRE y con la TEMPLANZA…

Estos son los frutos que se cosechan de una planta que crece en buena tierra, esto son los frutos que busca Cristo de cada uno de nosotros.

Hay algunos que imaginan que los frutos se reflejan con la cantidad de personas que acercas a un culto, o con la cantidad de personas a las que les hablas de la biblia, pero esta cita no dice nada respecto a ello, sino hace referencia a que los frutos del Espíritu Santo es una obra en nuestro interior que se refleja hacia lo exterior con obras y hechos que glorifican a Dios.

Nos autoanalicemos ¿Cuánto hay de esos frutos en nosotros? AMOR, GOZO, PAZ, PACIENCIA, BENIGNIDAD, BONDAD, FE, MANSEDUMBRE, TEMPLANZA, a lo mejor sin darnos cuenta estamos envueltos de afanes mundanos, buscando confort para nuestra forma de vida, placeres y comodidades según el mundo…

Si somos una planta fructífera, llena de estos frutos espirituales detallados arriba, las personas van a poder recurrir a nosotros, cobijarse en la sombra, comer de los frutos, respirar un aire de paz. Pero si somos una planta rodeada de espinas nadie va a poder acercarse, ya que al hacerlo solo saldrán lastimados por las espinas. Hay que considerar si el evangelio que vivimos hace daño a las personas o les brinda un bien.

La cita en Mateo 5:16  dice: Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. La forma de alumbrar es con nuestros hechos, con nuestra forma de obrar, allí se hacen visibles los frutos espirituales. Las personas van a ser ganadas por nuestra conducta antes que por nuestras palabras. Y el hecho que las mismas se acerquen es una consecuencia de haber producido estos frutos espirituales.

      Efesios 5
      9  (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad),
      10  comprobando lo que es agradable al Señor.

Ahora bien, si somos una pequeña planta rodeada de espinas, como ovejas inútiles con un vago conocimiento bíblico, somos inservibles, estamos inutilizando la tierra perjudicando a las plantas que si sirven, y lo que no sirve debe desechado (arrancado), a fin de evitar que genere un daño al resto del sembradío. Es lo lógico, es lo que hace quien cuida del sembrado hasta el momento de la cosecha, porque tiene la esperanza de comer del fruto algún día (1° Co 9:10 el que trilla lo hace con la esperanza de recibir del fruto), y por esa causa va a tener cuidado de las que fructifiquen, quitando y arrancando todo lo que genere un perjuicio para las mismas, en tal caso las que no fructifiquen serán arrancadas para que no perjudiquen a las buenas.
     
      Recordemos como éramos en el inicio de nuestra conversión, teníamos un carácter que necesitaba ser pulido, ya que por naturaleza éramos desobedientes, intolerantes, impacientes, malos, envidiosos, etc. Pero pasado el tiempo, si hemos crecido en el evangelio se va a ver reflejado en nuestra conducta, es lo que el Señor esta observando constantemente en nuestras vidas, si estamos generando los cambios necesarios. Pero si resulta que pasado el tiempo, (o al tiempo señalado que una planta tiene que dar fruto) no hay ningún cambio, ningún fruto, sino que seguimos siendo los mismos impacientes, intolerantes, malos, envidiosos, etc. ¿Que corresponde que haga el Señor con nosotros? ¿Que sería lo justo?

      Lucas 13
      6  Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló.
      7  Y dijo al viñador: HE AQUÍ, HACE TRES AÑOS QUE VENGO A BUSCAR FRUTO EN ESTA HIGUERA, Y NO LO HALLO; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra?
      8  El entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone.
      9  Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.

      Esta parábola se asocia perfectamente a lo que venimos desarrollando. Vamos a considerar que una planta de higo, tarda aproximadamente unos cuatro años en hacerse un árbol y estar lista para dar fruto. O sea que pasado cuatro años, el dueño de la viña vino a buscar fruto y no lo halló, y así al siguiente año, hasta que se cumplieron tres años (en total siete años desde que se sembró) y aun no pasaba absolutamente nada con ella. Lo lógico es que este árbol sea cortado, ya que no hay razón para mantener un árbol infructuoso en el terreno perjudicando al resto de la plantación, pero aun así se le dio una última posibilidad de reivindicar la situación

      Pregunto ¿Cuánto tiempo llevamos plantados sin dar frutos? Desde el día de nuestra conversión ¿el Espíritu Santo ha generado cambios en nosotros? ¿Hemos crecido en el tiempo señalado o estamos retardados en el crecimiento?

      A lo mejor le hemos cedido terreno al enemigo, permitiéndole llenarnos de espinas alrededor, cautivando nuestras mentes, corrompiendo nuestros sentidos, engañándonos y haciéndonos pensar que se puede vivir una vida placentera y confortable en este mundo, con lujos y muchos bienes y a su vez amar a Dios, asistiendo a los cultos todos los días Domingos, que si sacamos la cuenta de las horas que se le dedica al Señor, observaremos que solo son las sobras de una vida afanada en el mundo.

      ¿Hace cuanto que el Señor está esperando que des fruto? AMOR genuino, aquel con el cual nos amos el Señor al entregarse por nosotros aun cuando el mundo lo rechazaba, un amor sin conveniencias, GOZO genuino, que a pesar de estar dolidos o enfermos igual estamos gozosos, PAZ genuina, aquella que se respira en el aire, PACIENCIA genuina, BENIGNIDAD genuina, BONDAD genuina, FE genuina, MANSEDUMBRE genuina, TEMPLANZA genuina.

      De que le sirve a nuestro Señor una planta rodeada de espinas que lo único que hace es dañar a las personas, alejándolas de la verdad, con aquella soberbia de pensar que ellos son los escogidos, los verdaderos, pero que con sus hechos lo niegan, ya que siguen siendo impacientes, intolerantes, envidiosos, peleadores, murmuradores.

¿CRECIENDO ENTRE ESPINOS O EN BUENA TIERRA?

      ¿En que se glorifica en Señor?

      Juan 15
      8  En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.

Mateo 5:16
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos
     
      Los hombres van a glorificar a Dios, cuando observen nuestras buenas conductas, aquellos cambios que generan acciones incomprensibles, basadas en el amor genuino. Ese es el fruto que espera el Señor. En eso es glorificado nuestro Señor, nuestro dueño, nuestro sembrador.

Pero si no damos frutos, es porque le hemos cedido terreno al engañador, y estamos con los sentidos extraviados de una sincera fidelidad a nuestro Señor.

Hay que tener bien presentes que el adversario, la serpiente que es el diablo, nunca se va a mostrar como lo que es, sino que se disfraza, es un cazador, es un homicida, está al acecho constantemente, escondido esperando la oportunidad para engañarte, el quiere matarte, quiere alejarte de la verdad a toda costa.

Supongamos que te informan que hay un homicida suelto en tu vecindario, que puede estar escondido y al acecho alrededor de tu casa ¿Qué vas a hacer? Lo lógico es que empieces a velar, que enciendas las luces, que te mantengas despierto, vigilando, alerta.

El enemigo es un homicida, es un cazador, es un engañador. Sus ofrecimientos te van a parecer atractivos,  pero busca corromper tus sentidos. Por eso siempre antes de ejecutar algo, hay que analizar si es que aquello te aleja de Cristo o no.

1° Pedro 5
7  echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
8  SED SOBRIOS, Y VELAD; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;

Sed sobrios, más precisamente es estar con todos los sentidos agudizados, y velad para no dormirse, porque anda como un león que busca devorarte. Va a buscar corromper tus sentidos espirituales, para que te alejes de la verdad, y sin darte cuenta te llena de espinas que te van ahogando y haciéndote infructuoso. Hay que tener cuidado, ya que como hemos leído en la parábola de la higuera estéril, sabemos que hay un tiempo para todo, la paciencia del Señor no es para siempre, por eso es mejor trabajar en el desarrollo de aquellos frutos que generan un cambio radical en tu conducta.

¿De qué forma podemos trabajar en el desarrollo de una vida espiritual fructífera?:

2° Pedro 1
5 vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, AÑADID a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;
6  al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad;
7  a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
8  PORQUE SI ESTAS COSAS ESTÁN EN VOSOTROS, Y ABUNDAN, NO OS DEJARÁN ESTAR OCIOSOS NI SIN FRUTO EN CUANTO AL CONOCIMIENTO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.

Si añadimos lo que el apóstol detalla en esta carta, vamos a producir frutos, y alcanzar el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo tal como lo expresa el verso 8, pero no en el sentido de un conocimiento bíblico, sino en el conocimiento Espiritual de conocer a nuestro Señor Jesucristo, en aquella unidad y trato espiritual que tiene Dios con aquellos que le buscan de forma genuina, en mucha oración, en verdad, en paciencia, en amor, en fe…

Romanos 6
22  Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.

      Siendo siervos de Dios, vamos a dar como fruto una vida santa, no se trata solo de ser un predicador que acerca personas a un culto, sino el desarrollo genuino de una vida en Cristo, con una conducta que habla por sí misma.

      Espero que el Señor extienda aun más su paciencia con su iglesia a fin de poder producir los frutos espirituales.

      La paz del Señor